La tombe basque, libro del año 1923, es un compendio ilustrado del patrimonio funerario de estelas discoideas del País Vasco Francés (Iparralde).
La tombe basque está escrito e ilustrado por el arqueólogo normando Louis Colas.
La Tombe Basque le costó a Colas todo su tiempo de ocio durante quince años y es un magnífico ejemplo de trabajo científico desinteresado. No le motivaba ningún afán de lucro. La venta de La Tombe Basque nunca podría remunerar el inmenso trabajo del que fue fruto.
Luis Colas nació en Argentan el 4 de marzo de 1869, con padre picardo y madre normanda. Estudió en París su educación secundaria y cursó arqueología. A los 23 años fue profesor en el liceo de Bayona. Encontró secretas y múltiples afinidades entre Normandia y la cultura vasca. Nada de la región le era ajeno. Falleció en Bayona el 27 de Febrero de 1929.
De él se decía que tenía el buen humor y brío agradable de gascón y la cordial sencillez, la cortesía servicial y natural del vasco. Era gran orador y un talentoso para el dibujo, lo cual le permitió afrontar la gigantesca obra de «La Tombe Basque».
Su gusto por los elementos decorativos le llevó a reproducir algunas estelas de Bayona sin prever el interés de una colección de este tipo. Mostró sus dibujos al historiador Camille Jullian, quien comprendió de inmediato el insospechado y múltiple interés de una obra así.
Camille animó al amigo a proseguir la obra, continuar sus investigaciones y publicar su trabajo y Colás valientemente se puso a trabajar. En 1923 vio la luz el libro de La Tombe Basque.
En ésta entrada queremos que te asomes a través de éste libro a los cementerios de Iparralde y encuentres con nosotros las estelas discoideas que Colas registró.
Muchas de éstas estelas están hoy desaparecidas, otras fueron llevadas al centro – almacén de estelas de Larzabale (Lacerveau), o al Museo Vasco de Bayona, con otras se construyeron paredes y muros, otras siguen ahí.
Louis Colas, en la tombe basque, describe la situación general de cada cementerio, dibuja algunas estelas y hace anotaciones de las observaciones que realiza de cada una de ellas, completa el trabajo registrando laudas, cruceros, piedras de fachada, cruces de piedra y cualquier otro arte popular que le llama la atención.
En el momento de su muerte se dice que preparaba una segunda parte de La Tombe Basque con una ampliación del registro y más notas.
Como introducción, el autor expone: “La colección de dibujos que hoy entrego al público tuvo que realizarse en condiciones que deseo dar a conocer. Sé que la norma adecuada, en lo que respecta a los monumentos, es fotografiar. Pero la fotografía no habría dado buenos resultados en la mayoría de los casos. Muchas estelas están parcialmente desconchadas; las esculturas y las inscripciones que las cubren ofrecen un relieve a menudo insignificante, y la disposición de las piedras no facilita la fotografía.
Muchos de estos monumentos, especialmente los más antiguos, están inclinados en todas direcciones e incluso, en gran medida, sumergidos en el suelo. Habría sido necesario exhumar cientos de ellos, moverlos y colocarlos de manera adecuada para fotografiarlos. Y, en muchos casos, todo ese trabajo habría sido en vano. Los musgos que los cubren pueden eliminarse, pero no ocurre lo mismo con los líquenes de colores variados y no siempre fotogénicos. Por lo tanto, tuve que dibujar los monumentos que ofrecían algún interés. Lo hice con la mayor exactitud posible, procurando trazar con claridad, reproduciendo así la mayor parte del tiempo un diseño geométrico que no pretende en absoluto dar la impresión de antigüedad que estas viejas piedras desprenden. A veces, el dibujo es en parte una reconstrucción, facilitada a menudo por la presencia, en el mismo cementerio, de dos o tres estelas con una ornamentación idéntica.”
De Labourd – Lapurdi, dice de manera general:
«Las riquezas de esta región en antiguas estelas discoidales son, en general, bastante mediocres. Aunque algunos cementerios (Arbonne, Louhossoa, Larressore, Jatxou, Macaye, Villefranque, Itsassou) están aún bien provistos, en los de Anglet, Biarritz, Ciboure, Guéthary, Bidart, Hasparren, Bonloc, Hendaya, Sare, San Juan de Luz, Urt, Behobia y Ascain ya no queda nada, o casi nada. La mayoría de los otros contienen solo unas pocas. Entre los que mencioné al principio, algunos todavía son muy ricos (Jatxou, 110; Larressore, 67). Sin embargo, en general, estas discoidales son de dimensiones medianas (de 0,26 a 0,50 m de diámetro) y de tamaño pequeño. La base, que se eleva poco sobre el suelo (de 0,15 a 0,26 m), raramente lleva inscripciones. El peso promedio de las estelas no debe exceder los cien kilos; hay, sin duda, excepciones. Pero al comparar los cementerios de Labourd con los de Baja Navarra, especialmente con los de las regiones de Mixe y Ostabarret, la diferencia es notable.
Es justo añadir que, en conjunto, los cementerios de Labourd son menos interesantes que los de Baja Navarra, aunque más que los de Soule. En cuanto a la ornamentación, en general es mediocre. El cementerio más rico de todos, el de Jatxou, no ofrece ni una decena de tumbas, de las ciento diez que posee, que merezcan realmente la atención. Sin duda, hay excepciones. Se encontrarán fácilmente recorriendo este compendio: Arbonne, Macaye, Mendionde, Saint-Pée, Villefranque y Arcangues, así como Espelette, me han proporcionado bellas discoidales, notablemente trabajadas. En cambio, muchas otras solo llevan un nombre: el del difunto o el de la casa. Algunos adornos, de gran efecto decorativo (como el sello de Salomón adornado con hojas o cruces en los ángulos y cargado en el centro de estrellas, cruces, etc.), casi nunca se encuentran en Labourd.
Sin embargo, esta región posee dos iglesias realmente ricas en estelas funerarias, y algunas de ellas causarían un gran impacto en un museo. Ascain y Saint-Pée-sur-Nivelle pueden enorgullecerse de una colección realmente notable. Finalmente, cabe mencionar que las estelas tabulares apenas se encuentran más que en Labourd. Soule y casi todos los cementerios de Baja Navarra carecen por completo de ellas.
Tuve que seguir la división actual en cantones para agrupar los cementerios de Labourd, mientras que para Baja Navarra y Soule adopté la división antigua en regiones y valles. No hay rastro de una organización análoga en Labourd. Podría haber adoptado la antigua división en ‘justicias’, pero habría algo de artificial y heterogéneo en esa clasificación. Mientras que algunas de las ‘justicias’ de Labourd dependían del alguacil, oficial real, otras pertenecían a la casa de Gramont.
Si dejo de lado las comunas no vascas que figuran en los cantones parcialmente labordinos, es porque mi trabajo tiene como objetivo estudiar el país vasco. Sin embargo, al haber podido extender mis investigaciones a algunas comunas limítrofes, doy el resultado de estas. Además, planteo (véase Estudios y Notas diversas) la cuestión del área de expansión de la estela discoidal. Así, en este Atlas se encontrarán los elementos que me han servido para documentar un estudio particular.»
Del cementerio de Basussary (hoy Bassussarry – Basusarri) dice :
«Este cementerio contiene, en total, una veintena de estelas discoidales que, salvo una o dos, no llevan ni nombre ni fecha. Son, en general, de pequeño diámetro —como casi todas las discoidales de Labourd— y parecen muy antiguas. Casi todas llevan las tres letras ‘IHS’, aunque desfiguradas, y a veces casi irreconocibles. Diríase que el lapidario, ignorando su significado, las consideró simplemente como elementos decorativos que podían agruparse de cualquier manera. La decoración de la mayoría de estas tumbas se caracteriza por uno o dos anillos concéntricos de pequeños triángulos, a menudo esculpidos de manera bastante burda, una disposición que se encuentra en un gran número de cementerios laburdinos.»
De Biarritz dice:
«El cementerio de la parroquia de Saint-Martin es el del viejo Biarritz y también solía tener estelas discoidales. Actualmente, han desaparecido por completo. Sin embargo, dos han sobrevivido. Una está en el parque de la villa Pringle y la otra se conserva en la Biarritz-Association. El cementerio de Anglet ya no posee tumbas antiguas.»
De Arcangues – Arrangoitze dice:
«El cementerio de Arcangues posee una cincuentena de estelas discoidales, muchas de las cuales parecen muy antiguas. Este cementerio contiene una proporción bastante grande de tumbas de pequeño diámetro (de 0,30 a 0,40 cm). Las tumbas de pequeñas dimensiones son características de Labourd. Mientras que en Baja Navarra se encuentran muchas de 0,60 a 0,75 cm de diámetro, la mayoría de las discoidales de Labourd no superan los 0,40 cm. El cementerio de Arcangues ofrece, por lo tanto, de manera muy marcada, lo que considero como la característica de las discoidales de Labourd.
Cabe señalar también que el nombre del difunto, o el de la casa, está a veces grabado en el borde del disco; es una particularidad que no he encontrado en ningún otro lugar.»
De Lahonce – Lehuntze dice:
«Este cementerio ha conservado algunas estelas discoidales, la mayoría sin gran interés. Algunas de ellas, que parecen muy antiguas, ya no ofrecen nada discernible.»
De Mouguerre – Moguerre resalta:
«El cementerio de Mouguerre ha conservado unas cuarenta estelas discoidales, aunque casi todas sin gran interés. Cinco están datadas entre 1800 y 1850, pero, dentro de este conjunto, algunas me parecen aún más antiguas. Sin embargo, puede concluirse que este tipo se mantuvo hasta principios del siglo XIX. Algunas inscripciones en relieve del tipo de CHOUHOURE son notables. Aunque estas inscripciones han conservado la antigua tradición funeraria (nombre de la casa en la piedra), no creo que sean muy antiguas.
El cementerio de Petit-Mouguerre reproduce el tipo de discoidales de la región, es decir, en algunas discoidales se encuentran redes concéntricas de triángulos”